29.8.08

choiva de verán


Hoxe foi un día chuvioso de agosto. Hoxe, en Lugo. Como de fantasía os bares estaban baleiros: surrealismo crónico que me okupou as mans e as pernas.

Os meus cadernos berraban, un boligrafo que non bota tinta, un camareiro que ofrece pinchos desconsolado a unha soa persoa: eu

Eu embaixo dos tronos e raios, en sandalias: e non importaba.

mira esta paisaxe, esta que se chove e difumina os sentidos.
e difumina as persianas, as fenestras do meu corpo, o vidro das túas gafas
e pingas
e pingas




e pingas.

suena la voz de un cantante que lleva años muerto
mientras tus dedos desplazan las hojas de ese libro de poemas que tanto te gusta leer
(...) (xavier sabater)

2 comentarios:

  1. Cristinha, siempre me ayudas mucho. Gracias. Cuelgo el poema completo.

    SUSURROS DE INVIERNO

    Dime:
    ¿Cuantas tardes de invierno has visto oscurecer
    a través de esta ventana que observa la calle
    contemplando las figuras que vienen y van?
    pasan
    como extraños de cuya vida nunca nada sabrás.

    (Tranquilamente reposas en ese sillón.)

    Sosegadamente
    van transcurriendo las horas.
    Me pregunto cuantas veces de dulce vacío
    fijaste los ojos en el fuego ardiente
    observando como los pedazos de tronco
    se transformaban en las sombras vivas
    de ese jarro de inanimadas flores
    que bailan al son de las llamas.

    (No se marchitan las flores de plástico.)

    Suena la voz de un cantante que lleva años muerto
    mientras tus dedos desplazan las hojas de ese libro
    de poemas
    que tanto te gusta leer.
    En la tarde lluviosa y fría
    regresan los escolares a casa
    corriendo agazapados bajo los balcones.

    (Vibran los cristales al paso de los coches.)

    Y te pierdes en las sombras incipientes
    sumida en quién sabe que lánguidas abstracciones
    mientras descansa en tu regazo
    ese libro de poemas
    que alguien escribió para ti.

    (Hace rato que el disco ha dejado de sonar.)

    Tremularás gélida
    como esas flores que agonizan en los jarrones
    mientras se cubren de polvo.
    Te marchitaras
    dulcemente
    y tu cara sonreirá
    mientras reavivas los rescoldos de las brasas
    que mueren
    en la vieja chimenea.

    (A veces te levantas y pones otro disco.)

    A través de la ventana
    la luz artificial
    solo ilumina a esas parejas
    que con el último beso
    se despiden en los portales
    al terminar el día.

    (Tras las cortinas adivino tu presencia.)

    ¿Me equivoco...?

    Xavier Sabater

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